La ciudad esconde multitud de imágenes. Nuestro concepto de naturaleza no ha ido cambiando con el paso del tiempo, no así nuestra percepción de la misma. Elegir el filtro adecuado permite evidenciar ciertos contrastes. Etiquetando buscamos provocar una reflexión entorno a esta problemática.
El progresivo abandono del medio rural hacia las grandes ciudades está provocando cambios en las costumbres, tradiciones y estilo de vida en general.
Poco a poco nos hemos transformado en individuos grises y funcionales, conformistas con nuestro entorno. De un trato cercano, hemos pasado a mantener relaciones impersonales y anodinas.
De la misma forma, nuestro entorno también ha ido mutando y adaptándose a nuestras nuevas costumbres y necesidades. Costumbres cada vez más ligadas al frenético ritmo del trabajo que marca la rutina del día a día.
Y es que hoy en día, en nuestras ciudades, es más común disfrutar de la sombra de una farola que la de un árbol.
La acción de etiquetar es una estrategia mediante la cual se evidencian los aspectos ocultos no asumidos por la mirada civilizada.
La etiqueta funciona como cartela o peana inexistente, otorgando el supuesto grado de escultura a todo objeto susceptible de ser considerado como natural.
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